Manuel Ruiz, quien impartió clase ayer en el Simulador de Vuelo, decía atinadamento que al copy nadie lo quiere. Es el único trabajo que la gente, cuando impreso, lo toma en sus manos y lo tira a la basura; cuando en la tele, le cambia de canal. Y luego están los directores de arte, que quieren menos texto, más imagen y premios en festivales. Así la cadena, sigue y sigue.
El copy está destinado a no tener gloria.
No es como los doctores, que cada palabra es escuchada con todos los sentidos, y recordada después. No importa cuantos títulos, con el primero basta, ese que dice que ya es doctor. Si es especialista con más razón, cada palabra cobra mayor valor.
Cuando uno se presenta y dice "soy copy" la primera reacción es duda, nadie sabe qué hace un copy, ni para que sirve.
La verdad es que nos encanta hacer copys. Crear. Y cuando los resultados son buenos, y las palabras redituan en ventas, al menos el cliente sí nos quiere.
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